Entrevista completa a José Mourinho en la revista FourFourTwo (Parte 1)
viernes, 4 de octubre de 2013El número de noviembre de la revista FourFourTwo trae a José Mourinho en portada y una extensa entrevista exclusiva al manager blue que podéis leer aquí completa y traducida. La he dividido en dos partes para que sea más fácil de leer. Espero que la disfrutéis ^_^
Entrevista: Rory Smith
Fotos: Ben Duffy
Traducción: Angeles Amidala para MourinhoTv.com
¿La modestia de un nuevo Mourinho o un genio del fútbol
decepcionado? Esta es una entrevista exclusiva para FourFourTwo rara, encontramos
a The One Happy extrañamente serio. Prepárense...
Llaman a la puerta. José Mourinho se para en mitad de la
frase. "¿Sí?", pregunta. Es poco más que un susurro. Nervioso, uno de
los jóvenes jugadores del equipo del Chelsea entra en la habitación.
"José, ¿puedo hablar contigo?", pregunta. El portugués charla con él por un momento. Mourinho está
sentado en un sillón en el centro de su oficina en Cobham, donde el Chelsea
tiene sus instalaciones de entrenamiento. Aún no hace tres meses desde que salió
de esta sala su antecesor (y viejo enemigo) Rafael Benítez pero este lugar ya
es inconfundiblemente suyo.
Las paredes están llenas de fotos de todos sus triunfos:
se le puede ver con la Liga de Campeones que ganó con el Porto, con sus hijos (su
orgullo y alegría), con los tres trofeos que ganó en su segunda y gloriosa
temporada en el Inter de Milán. En la mesita de café hay un montón de
biografías en italiano, en portugués e incluso en japonés. Bajo el cristal
guarda tres copias de La Gazzetta dello Sport que fueron publicadas tras cada
una de las finales en su campaña más laureada.
Él parecía distante, a la defensiva hasta ese momento y
daba la impresión de que hablar de su regreso al Chelsea, su amor por Londres y
sus ambiciones para la temporada era la última cosa que le gustaría estar
haciendo. Ahora, sin embargo, atisbaba una sonrisa paternal en su rostro.
Inclinó la cabeza, sólo un poco, para indicar que este no era el momento.
"Más tarde". El joven asintió con timidez y se fue, claramente
aliviado por no haber disgustado a su manager. La puerta se cierra suavemente.
La sonrisa desaparece de la cara de Mourinho. Se cruza de brazos de nuevo, y se
prepara para volver al tema en cuestión.
La conversación con el chico no duró más de cinco
segundos, pero lo decía todo: el temor que los jugadores de Mourinho le tienen,
el gran respeto que sienten por él, el aura que José posee.
Su oficina está diseñada para intimidar, para recordar a
los visitantes que están en un ambiente enrarecido. Es un templo de lo que
podría denominarse Mourinhismo. Es una oficina que puede convencer a un posible
fichaje de que aquí hay un manager que puede hacer que sus sueños se hagan
realidad. Es una oficina que recuerda a un jugador descontento que Mourinho
sabe lo que hace. Es una oficina que hace que un agente se lo piense dos veces
antes de exigir un aumento de sueldo o un traslado de su cliente. Y sin
embargo, hay otra cara de Mourinho:
Humano, cariñoso, atento. Es accesible, incluso para los
jugadores que están empezando su carrera futbolística. Él no es "el jefe",
"el míster" o "el señor Mourinho, él es José. Él es el hombre al
que Michael Essien y Didier Drogba, sin una pizca de vergüenza, llaman
"papá". Él es el hombre al que decenas de los mejores futbolistas del
mundo prometen su lealtad inquebrantable, desde Wesley Sneijder a Xabi Alonso
pasando por John Terry. Es tentador pensar que esa dulce admiración y afecto son
la clave del éxito de Mourinho. Viéndolo en acción es fácil saber que ese es su
secreto. Él ha dominado el miedo y el amor y los ha combinado a partes iguales durante
todo su camino, que lo ha llevado a ganar en dos ocasiones la Champions League,
a ser campeón en Portugal, Inglaterra, Italia y España. No sólo es uno de los
más grandes entrenadores de su generación, sino uno de los mejores de todos los
tiempos.
Mourinho, aun con los brazos cruzados y con un tono de
voz bajo, escucha esa evaluación y niega con la cabeza. "Yo soy maestro de
nada".
Mourinho es el maestro de la gente
La tradición del fútbol dice que los managers se pueden
dividir en tres categorías. Hay quienes, como Sir Alex Ferguson, son el ‘hombre
manager’, motivadores, bendecidos con una habilidad innata para inspirar a los
que les rodean. "No hay nada mejor que escuchar las palabras 'bien
hecho'", dijo el escocés en la Harvard Business School a principios de
este año. "Esas son las dos mejores palabras que se han inventado en el
deporte". Otros, como Pep Guardiola, que son managers más de campo, hombres
a los que les gusta más estar allí con sus jugadores, día tras día, llueva o
truene, perfeccionando las habilidades del equipo que les ayuden a mejorar.
Luego están los tácticos, Benítez es un buen ejemplo, que ven el fútbol como el
ajedrez, un juego en el que la falta de habilidad puede ser superada por un
exceso de pensamiento.

Los jugadores que han trabajado con él, sin embargo,
destacan la forma en que trata a sus jugadores, como eso le diferencia del
resto de técnicos.
"La gente decía que yo le gustaba, que era su
hijo," recuerda Drogba, "pero si yo no estaba rindiendo bien no jugaba.
Esa es su firma. Incluso si le gusta como juegas, si no rindes al nivel no vas
a jugar. Tienes que ser el mejor. Esto es un negocio. Pero hay un montón de
maneras que conseguir confianza. Durante un partido un jugador puede marcar dos
goles y decir que fue el hombre del partido. Si marcó dos veces, es que jugamos
bien. Pero para anotar los goles tienes que recordar que hay jugadores detrás
que han trabajado duro. José los recuerda."
Para Petr Cech, otro leal a Mourinho, el factor clave es
su capacidad para adaptar su planteamiento en función del jugador. "Él
entiende que las personas son diferentes, sabe cómo hablar a las personas de
forma individual. Esto quiere decir que todos nos sentimos parte del equipo juegues
10 partidos o 40." Zlatan
Ibrahimovic, recuerda su toque humano, el interés que tiene en sus jugadores.
El delantero escribió en su autobiografía que, cuando Mourinho se hizo cargo
del Inter de Milán en 2008, él recibió un mensaje de texto de su nuevo
entrenador mientras jugaba la Eurocopa de ese verano."
No se conocían en esa etapa, pero el portugués quiso
interesarse por Zlatan. Para un jugador con un ego tan sustancial como
Ibrahimovic, algo así de simple significaba mucho. "Lo hago con todo el
mundo", dice Mourinho. "Cuando voy a un club a firmar un contrato en
mayo tal vez no vea a mis jugadores hasta julio. Durante dos meses, soy el manager,
pero yo no los conozco, así que tengo que tratar de conocerlos. Tengo que
empezar a comunicarme con ellos, así que lo que sucedió con Zlatan en la Eurocopa
antes de unirme a Inter lo hice con todos ellos. El primer contacto se realiza
antes de reunirnos en persona y empezar a trabajar. Esta es una forma más
natural."
Ibrahimovic también habla del enfoque de Mourinho. El
técnico tiene una gran capacidad para motivar a sus jugadores y animarlos con
una retórica apasionada. "Él nos construye antes de los partidos. Era como
teatro, un juego psicológico. Podía mostrar videos donde habíamos jugado mal y
decirnos que estábamos lamentables, sin esperanza, que esos chicos no podíamos
ser nosotros. Que debían ser nuestros hermanos, o alguien inferior. Salíamos como
leones hambrientos, como guerreros. La adrenalina bombeada dentro de nosotros y
salimos como animales rabiosos. Había cosas como esta todo el tiempo y yo
sentía que él lo daba todo por el equipo y yo quería darlo todo por él."
El fútbol cuenta con personajes tan difíciles como
Ibrahimovic, sin embargo Mourinho lo domó con facilidad. Ibra no fue el único:
en el Porto, Chelsea, Inter y Real Madrid, construyó una base de jugadores a
quienes les resulta difícil hacer frente a su vida deportiva sin él. Drogba
pidió dejar Stamford Bridge cuando Mourinho salió en 2007, sus jugadores del
Inter lucharon años por recuperar el estado de forma que tenían cuando él
estaba al frente. Parece que tiene una capacidad única para convencer a los
jugadores de que corran y lo den todo por él, y solo por él. Es lo que Drogba
podría describir como su "firma:" las relaciones personales que
construye con su equipo.
"Siempre hay algunos jugadores con los que no conectas,
por diferentes razones", dice Mourinho a FourFourTwo. "Pero con la
mayoría de ellos sí, con un gran, gran, gran porcentaje, tengo una relación que
durará para siempre. Son tan leales conmigo como yo lo soy con ellos. ¿Cómo puedo crear esa relación? Siendo
honesto. A veces, al ser honesto les dices cosas que no quieren oír o que no esperan
oír. He tenido buenas experiencias, incluso con jugadores que no consiguieron
éxitos conmigo. La relación con los jugadores fue fantástica porque siempre se
basa en ser honesto con ellos y comunicarse. Puedo decir que hay un gran
porcentaje de jugadores con los que he trabajado, donde las relaciones eran
buenas y todavía lo son."
Eso puede causar problemas con el siguiente entrenador.
Cualquiera que haya visto las imágenes de Mourinho riendo con Maicon, que
trabajó con él en el Inter, se habrá sorprendido por la familiaridad, el
sentido de camaradería, incluso años después de que sus carreras habían tomado
caminos diferentes. Una vez que Mourinho se ha ganado la lealtad de un jugador,
es inquebrantable. Eso puede ser un problema: no para él, sino para los otros.
Hay un montón de testigos en Stamford Bridge. Cuando Mourinho deja el Chelsea
en septiembre de 2007, sus relaciones con los jugadores eran fuertes, pero con
la clasificación (y con Roman Abramovich) tensa, a pesar de ayudar al club a
conseguir dos Premier Leagues en sus dos primeros años, y una FA Cup en su
tercero. Siete hombres ocuparon el banquillo y la oficina, antes de regresar
este verano, la mayoría se quejaron en privado de que Mourinho todavía estaba
en contacto regular con muchos jugadores de la plantilla. Para Mourinho, es una
prueba de lo cerca que estaba de su equipo, de la unión que había forjado. Para
sus sucesores, es algo bastante menos agradable. Los seguidores y jugadores lo
adoran muchísimo. Él es el maestro que los inspiró, y esta historia de amor no
se puede olvidar. Parte de su secreto está en la sombra que proyecta.
Mourinho es dueño de su destino. El portugués lo tenía todo pensado cuando entró
en la suite Harris en Stamford Bridge el 10 de junio. Cuando se presentó por
primera vez como entrenador del Chelsea, en 2004, pareció que dijo lo de
Special One de forma espontánea. Él conoce suficientemente bien a los medios de
comunicación y es astuto como para haber sabido que la primera pregunta sería
sobre el apodo. "José, ¿sigues el Special One?", preguntaron en la
rueda de prensa. Realmente no había razón suficiente para preguntar. Por
primera vez en una década, Mourinho había perdido algo de su brillo. Hasta que
llegó al Real Madrid, su carrera fue una serie ilimitada de éxitos. Ganó la
Copa de la UEFA con el Porto en 2003, y siguió con una Champions el año
siguiente.
Esto fue suficiente para atraer la atención de Abramovich.
Con el Chelsea ganó dos Premier League seguidas, dos Copas de la Liga y la FA
Cup, pero ante un mal comienzo de la temporada 2007-08 y el aumento de las
tensiones con la directiva acabó saliendo en septiembre. Mourinho parecía
decidido a demostrar al Chelsea lo que se estaban perdiendo. Él llevó al Inter
a ganar la Serie A en su primera temporada, y luego a una liga, una Copa y la Champions
League en su segunda. "Se fue como un héroe", dijo a Massimo Moratti.
La evaluación de su estancia en Madrid es un poco más
compleja. Parece remarcable que el haber acabado segundo es su primera y
tercera temporada, así como alcanzar las semifinales de la Liga de Campeones
tres años seguidos podría ser una decepción, sobre todo en un momento en que el
Barcelona era el mejor club del mundo, pero así es la vida en el Bernabeu. Como
Florentino Pérez dijo en la conferencia de prensa celebrada para anunciar la
salida del portugués: "Tal vez segundo sería suficiente para los simples
mortales, pero no para un club como éste. Nuestra cultura es ganar. No
consideramos esta temporada suficiente, ya que el club, como Mourinho, Tiene un
alto nivel de expectativas." Mourinho había dejado a Porto, Chelsea e
Inter rodeados de gloria, siendo aclamado por los fans. Cuando se marchó del
Santiago Bernabéu, por primera vez en su carrera, se enfrentaba a las preguntas
sobre si había perdido su toque, sobre si realmente era el especial.
Después de todo, no era simplemente que el Barça hubiese
ganado dos veces en tres años el título de Liga, también el ambiente que había
dejado. Las tensiones crecientes entre Iker Casillas, Sergio Ramos y su manager
habían sido evidentes desde hacía algún tiempo. El cisma resultó intratable. Al final de la temporada Mourinho había dado
el paso de dejar a Casillas, el capitán que fue campeón del Mundial de España y
un icono en el Madrid. Los seguidores del club se dividieron: muchos de los
ultras se pusieron del lado de Mourinho, pero otros eran más ambivalentes.
Había sido acusado en España de convertir la rivalidad entre el Madrid y el
Barcelona, apenas agradable en el mejor de los casos, en algo mucho más tóxico.
Había quienes pensaban que esos inconvenientes eran un precio a pagar mientras
que el Madrid ganaba, pero ahora que no lo hacían era demasiado insoportable. Esta es una interpretación ortodoxa de lo que pasó
con Mourinho en el Madrid. José prefiere concentrarse en la segunda temporada,
de alguna manera olvidando todo el drama que rodeó a la tercera, cuando su
equipo arrasó con todos a su paso en la liga, convirtiéndose en el primer
equipo en llegar a los 100 puntos, y anotando 121 goles. La llamada liga de los
récords. Nadie se quejaba de su relación con Sergio Ramos y su antipatía hacia el
Barcelona entonces.
"El Real Madrid es el club más grande del mundo. Sin
duda, es el mayor club de la historia. Es un club por el que han pasado grandes entrenadores
y grandes jugadores a lo largo de su historia. ¿Y quién es el manager del mejor
equipo del Real Madrid en la historia? Ese soy yo. Cien puntos, 121 goles, campeón
contra el mejor Barcelona. Yo soy el único. El año pasado no ganamos, pero lo
hicimos hace dos años. Hice todo lo que estaba a mi alcance para que la última
temporada fuera diferente a como acabó, así que no puedo lamentar nada. La
gente puede ver mi historia de la manera que la quiera ver, pero yo prefiero
enfocarlo de otra forma. Yo soy el campeón de la liga de los récords. Ese es mi
lugar en la historia en el Real Madrid."
Cuando surgió la pregunta en su presentación, ya que
sabía que lo harían, tomó un camino diferente. Él hizo lo que sabe hacer tan
bien. Creó una nueva narrativa. "José, ¿sigues el Special One?"
Mourinho estaba listo. "Yo soy The Happy One", respondió. Cuando nos
encontramos, él insistió en que seguía siéndolo. "Claro", contestó
asintiendo con la cabeza cuando se le preguntó si su buen estado de ánimo se mantenía.
Es sólo que, bueno, no lo parece.
Sólo una vez en el transcurso de una hora en su compañía le
hacemos una pregunta que parece gustarle y se muestra más cercano, es sobre si
él prefiere a Sherlock Holmes o a James Bond. Mourinho no puede elegir ya que le
gustan por igual el apuesto espía bromista y el brillante y atractivo detective
de rompecabezas. El resto del tiempo, su lenguaje corporal no es lo que podría
decirse cálido y acogedor.
Incluso hablando de su amor por el Chelsea, el que lo
llevó de vuelta a al oeste de Londres seis años después, parece reticente a
caer en ningún tipo de romanticismo ingenuo. "Siempre supe que iba a
volver a Inglaterra. ¿Al Chelsea? Uno nunca sabe. Siempre fue mi esperanza. Si tú
puedes juntar todo (el país en el que te gustaría vivir, el país en el que
deseas trabajar, el club por el que tienes un profundo sentimiento) es lo
mejor, pero como profesional tienes que estar preparado para todo. Depende de
la oportunidad. En el momento en que quise ir a Inglaterra el trabajo en el
Chelsea estaba disponible. Es una buena coincidencia, pero es una coincidencia.
Pude venir a la liga y al club al que quería ir, por lo que fue perfecto."
"Mi casa es Portugal, siempre" explica.
"Pero con las experiencias que hemos tenido como familia y por cómo evolucionan
las cosas, decidimos que Londres es un buen lugar para los niños. Las personas te
dejan vivir. Ellos entienden el trabajo en el fútbol. Cuando estas caminando
por la calle, de compras o en un restaurante, la mayoría entienden que en ese
momento no eres un entrenador de fútbol, tú eres un padre, un marido, un hombre
normal. Te dan tú espacio."
"El otro día mi hijo estaba jugando un partido de
fútbol, yo estaba allí y todo el mundo me veía como un padre más. Estuve viendo
el partido y hablando con los otros padres y nadie me molestó. En Italia y
España, eso es imposible. Para ellos es más difícil separar ambas cosas, piensan
que soy manager las 24 horas del día así que no puedes ser un padre o un esposo
o un tipo normal que camina por la calle. Tú les perteneces todo el tiempo,
todos los días, y eso no es bueno para nosotros. En Inglaterra es diferente.
Hay excelentes condiciones para poder educar a los niños, a mi esposa le gusta
mucho la ciudad y yo también quería trabajar en el fútbol Inglés y en el Chelsea.
Así que todo es perfecto."
Mientras Mourinho habla sobre esa perfección te puedes dar
cuenta que ha encontrado la paz. El Mourinho que regresó a la Premier League
este verano ha encontrado una nueva calma interior. Él dice que es un hombre
cambiado. "Seis años es mucho tiempo para una persona, pero para un manager
es más tiempo aun. Es como una vida. Yo soy diferente, he cambiado. He vivido
esos seis años en países completamente diferentes. El ir desde Inglaterra a
Italia y de Italia a España, es diferente en todos los sentidos: desde la vida
social hasta el último detalle en el fútbol. Eso te cambia, espero que a mejor."
Esa es la teoría, al menos. La realidad puede ser un poco diferente. Ha habido
momentos, en la semana de apertura de su segunda etapa en el Chelsea donde los
destellos del antiguo José se han abierto paso. El decir que tras el Manchester
United – Chelsea harían una nueva oferta por Rooney fue entendido por algunos como
una artimaña para distraer al delantero inglés de cara al partido.
- Lee la segunda parte de la entrevista en este enlace.
Fuente: Propia. Transcripción de la revista
0 comentarios :
Publicar un comentario